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Mostrando entradas de enero, 2009

Eso viene de Caracas

Los nombres de lugar constituyen una de las fuerzas generatrices más poderosas en los procesos de creación léxica. En independencia del origen lingüístico de la voz, sea éste genuino o impuesto, acorde o disonante con la realidad física del lugar al que nomina, situación de la más grande arbitrariedad o naturalidad de la lengua, las palabras que se inventan o invocan para dar nombre a un espacio o para señalar por medio de él otros asuntos relacionados, se hace rasgo de cultura, caldo de antropologías y pasta de nación, irrevocable y permanente. El nombre de nuestra ciudad ­se sabe bien­ es indígena por el Caracas y español por el Santiago. Tan accidental se entendió el segundo de estos nombres, que sólo es pormenor de historiadores, pues el resto de los nexos se hizo y hace con el nombre de indios, habitadores de valle y montaña, sitio en donde creció y crece una plantita (bledo, la signan los botánicos; y el refrán "no importar un bledo"), por la que esta c