SEMÁNTICA DEL TERRITORIO LOKONO-ARAHUACO

Sobre el concepto de territorio y sobre el concepto de semántica.
Se define como etnolingüística a la ciencia que, teniendo como objetos de estudio al lenguaje, a las lenguas naturales, a su adquisición y a sus actualizaciones concreta, desde una perspectiva interdisciplinaria, permite un abordaje psico-socio-cultural de los fenómenos de simbolización y comu­nicación (Fernández & Hache, 1995). Estos fenómenos no sólo dependen de la relación del significante-significado, sino de la relación que se establece entre varios significados. El concepto semántico de meronimia dice que, la relación semántica genérica de inclusión, indica una relación estrecha de ordenación parcial, es decir, que cuando nos referimos al lugar también nos referimos al territorio. El territorio, cuando se constituye en un lugar y no en un espacio abstracto, permite la construcción de un sentido de lugar comunitario. El lugar se reviste así, de connotaciones simbólicas que construyen un sentimiento de apropiación por parte del colectivo residente, traducido como nuestro territorio. (Santos-Granero, 2006),

Pensar el territorio en términos circunstanciales es una imposición que fragmenta  tanto a individuo como a pueblos, limitándolos a manejar terminologías que responden a fundamentos legales que coartan su propia noción del territorio  que muchas veces, indican a elementos topográficos. El término occidental para territorio, señala una extensión determinada de la superficie terrestre sobre la cual vive un grupo humano. La primera acepción del término territorio que propone el diccionario (DRAE) lo define como una "porción de la superficie terrestre perteneciente a una nación, región, provincia, etc.". Describe, por lo tanto, a las construcciones políticas que vinculan una determinada extensión de superficie terrestre con un grupo humano preciso. La territorialidad, sin embargo, tiene otras connotaciones que van desde el sentido de la identidad espacial, el sentido de la exclusividad y la interacción coincidente de varios grupos en un mismo espacio [1] y es a eso, a lo que nos queremos referir en este análisis, a la territorialidad del pueblo lokono, pues este concepto nos proporciona un instrumento para entender el sentimiento de pertenencia que este pueblo establece hacia la región que habitan (limítrofe del estado Bolívar-Venezuela con el territorio de la Guyana Esequiba, de donde llegaron hace más de dos décadas) y que se sustenta en procesos de carácter etnohistórico y que este pueblo, asume en términos de la contemporaneidad de los procesos de políticos y territoriales que envuelven a los pueblos indígenas en Venezuela.

A cerca de los Lokono-Arawak
Los lokono (loko= persona en singular /no= grupo de personas) (Bennet, 1993: p.5) usan también el mismo nombre de la familia lingüística a la que pertenecen, arahuacos [2]. La palabra arahuaco (arawak, arawacos, aruacos o arbacos) es aparentemente una designación, hecha por los conquistadores españoles quienes usaron este vocablo, para varios grupos indígenas del Caribe que habitaban las Antillas, la Guyana (Guyana Esequiba, Francesa y Surinam), y la Amazonía. En la actualidad, los lokono habitan sólo en Venezuela (estados Delta Amacuro y Bolívar) y la Guyana.

Según Neil L. Whitehead (1993) tanto la mitología de los lokono, como los registros acerca de ellos del siglo XVIII, indican que su territorio se extendió a través de todo el escudo Guayanés. Esta área y el área amazónica estaban interconectadas entre sí, evidenciando la fluidez de la diáspora arahuaca (Vidal 1999). En el rio Orinoco habitaban varios pueblos de habla arahuaca, entre los cuales, los Arahuaco-Maipure fueron los más reconocidos pues el misionero jesuita italiano Felipe Salvador Gilij (1965) hacia finales del siglo XVIII, utilizó esta denominación para catalogar lo que años más tarde seria conocida como la familia "arahuaca". En el área correspondiente a la Guyana, los pueblos de habla arahuaca, entre los cuales destacaban los lokono, quienes se encontraban en lucha permanente con pueblos de habla caribe, procedentes del bajo Amazonas, que venían desplazándose hacia el frente norte caribeño. Las luchas entre los pueblos arahuacos (aliados de los españoles) y caribes (aliados de los ingleses y holandeses) en el siglo XV dio lugar a la “leyenda” española de los "buenos arahuacos" y los "malos caribes", como belicosos y antropófagos (Radin pp. 23-25-49).

Los lokono presentes en territorio venezolano proceden de Guyana, donde la población perteneciente a este pueblo se estima en 15.500 personas (Colchester et. al, 2002: p. 6). Se precisa que los lokono en Venezuela son unos 379 individuos (INE, 2001) distribuidos en el estado Delta Amacuro (en varias comunidades del municipios Antonio Díaz; en San Francisco de Guayo y MerejinaI) y en el estado Bolívar (Municipio Heres; Roscio; Sifontes (San Flaviano) y Gran Sabana). Los cambios surgidos durante el último siglo en los diferentes países y contextos territoriales donde habitan los lokono, han conducido a la pérdida de sus conocimientos ancestrales sobre el hábitat y su cosmogonía, incidiendo a su vez en una rápida evangelización cristiana y la pérdida paulatina de la lengua, entre otros elementos culturales sustanciales. Es así como los lokono se han ido integrando a diferentes contextos, incluso coexistir con otros pueblos, lingüísticamente diferentes.

Hoy puede considerarse que muchos lokono son multilingües, aunque esta categoría puede variar en algunas regiones, como el Delta Amacuro y Bolívar en Venezuela: una gran mayoría son actualmente hablantes del inglés, español, el warao como lengua materna (por alianzas matrimoniales entre estos dos pueblos) [3], el pemón (por la asistencia de la población escolar a centros educativos con maestros pemón) y el propio lokono. Según el censo indígena (INE, 2001), su situación lingüística es bastante favorable aspecto que no es del todo cierto, pues la lengua lokono es sólo hablada por unos pocos (casi de manera “anecdótica”, en reuniones familiares) por lo que esta lengua puede ya catalogarse, en nuestro territorio, en riesgo de desaparición. En el caso de la comunidad de San Flaviano, esto es muy evidente. Diversos reclamos y conflictos surgidos tanto el territorio de Guyana como en Venezuela, en torno a la tenencia de la tierra ya sea a consecuencia de la expansión de proyectos madereros y mineros o específicamente, en territorio venezolano, por la presión de otros pueblos indígenas en relación a la presencia de los lokono [4], van adquiriendo poco a poco otras connotaciones.

Semántica del territorio lokono-arahuaco
El cognitivismo lingüístico es el estudio de la conceptualización de realidades abstractas por medio de las expresiones propias de la experiencia sensible (García Jurado, 2003), nos ha aportado un recurso para revisar la(s) lengua(s) (pueblos) (y sus contextos) en todos los niveles, así como, los fundamentos más prácticos de la cognición que se reflejan en algunos principios fundamentales que ayudan a orientar los principios de la semántica cognitiva estos son, a saber: La categorización mediante los datos de la experiencia; la iconicidad, o la capacidad que el lenguaje tiene de imitar la realidad mediante los espacios mentales; la gramática emergente, que estudia la tendencia de las unidades del léxico a convertirse en elementos gramaticales sistemáticos; las metáforas de la vida cotidiana (Metaphors we live by) (Lakoff 1987; Lakoff & Johnson 1991, citados por García Jurado), que utilizan la experiencia de la realidad tangible para expresar una idea abstracta (p.86)

Aunque en el caso que analizamos, contamos con muy pocos recursos toponímicos para hacer un análisis semántico más pertinente, pretendemos exponer que la noción de hábitat y/o comunidad podría aproximarse (para este grupo) más bien al de territorio ancestral, entendido éste como un espacio en el que se reproduce, aquello que ha pertenecido a los antepasados y que permite, idealizar este pasado. El investigador Chávez Ortiz nos explica esto: “Se ha dicho que la memoria puede entenderse como idealización del pasado, para distinguirla de la conciencia, que sería la ideación del presente, y también diferente a la imaginación prospectiva o ideación del futuro. Durkheim plantea el término ideación para subrayar el papel activo de la memoria, ya que ésta no se limita a registrar o producir mecánicamente el pasado, sino que realiza un verdadero trabajo de selección, de reconstrucción, y en ocasiones de transfiguración o idealización” (p.26).

Hasta la fecha, la comunidad de San Flaviano es el único grupo lokono de la región (que pudimos evidenciar tras nuestra participación en el proceso de Demarcación del Pueblo Pemón, a la cual se incorporaron (Perera, Rivas & Gómez, 2009), que ha entregado un mapa mental o cognitivo[5] con fines de demarcación de hábitat[6], pues otras comunidades, entre ellas Joboshirima, han sido coartadas por miembros de pueblo pemón, quienes les alegan que no les corresponde por su “reciente” (casi tres décadas) presencia en la región. Es por esta y otra razones, que uno de sus miembros, y anterior “capitán” de la comunidad, Daniel Gómez ha iniciado un trabajo de recuperación de la memoria colectiva y de la etnohistoria lokono-arahuaca, lo cual, más allá de fortalecer la unión del pueblo lokono, tiene como trasfondo, iniciar un proceso de reafirmación de la presencia arahuaca en territorio venezolano desde hace varios siglos. Este proceso de reafirmación territorial ha logrado sostener una dinámica de participación y cohesión entre los diversos miembros de la comunidad.

La comunidad de San Flaviano se conformó a partir de 1988, con la llegada de una familia del pueblo lokono. Luego, un grupo más numeroso proveniente de Joboshirima [7], comunidad ubicada en el kilometro 72 del eje carretero Puerto Ordaz―Santa Elena de Uairen del Estado Bolívar, donde alrededor de veinticinco (25) familias agrupadas en una asociación civil denominada “Grupo Arawakos Unidos”, deciden buscar un nuevo asentamiento. Esta asociación se disolvió al trasladarse en 1992 al lugar que ellos denominaron San Flaviano pues asociaron el 22 de diciembre, fecha coincidente a su establecimiento en el lugar, con esta  fecha conmemorativa del santoral anglicano[8]. En 1994, el Instituto Agrario Nacional (IAN) les concede la propiedad de esta tierra. Este título les permitió, en fecha reciente (2007), poder presentar su propuesta de demarcación en el marco Ley de Demarcación y Garantía del Hábitat y Tierras de los Pueblos Indígenas y la Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas, las cuales contemplan el otorgamiento de títulos colectivos sobre las tierras de ocupación ancestral.

En casi todos los procesos culturales e identitarios de las áreas fronterizas predominan los conceptos de cultura, identidad y memoria, y los lokono, no escapan de ella. Así pues, que en el territorio fronterizo de Venezuela con Guyana coexisten varias “miradas” que se entrecruzan y compiten con la “mirada” del pueblo lokono. Para ellos, reconstruir la semántica de su territorio, en medio de la pluralidad de territorialidades de otros pueblos que habitan la zona, les ha permitido revisar, fundamentalmente, su propia tradición y hacerla valer en términos etnohistóricos, aunque no necesariamente, los interlocutores (ubicados en el mismo plano temporal contemporáneo), acepten que sea un espacio compartido o que se produzca un diálogo intercultural. Keith Basso (1996) señala que “los lugares y sus significados continuamente se van entretejiendo en la trama de la vida social, anclándola a las características del paisaje y cubriéndola de capas de significado que pocos pueden dejar de apreciar” (p. 57). Es decir que la apropiación de un espacio se puede conseguir tanto, a partir de las actividades productivas de un grupo, como a un nivel simbólico, a partir de la reconstrucción de tradiciones o memorias colectivas. Como resultado de estas actividades  materiales y simbólicas, un determinado espacio, tal vez nuevo o redescubierto, se convierte en el lugar, es decir, en el espacio social y personalizado (tal vez sacralizado) del grupo que lo está ocupando.

El mapa cognitivo o mapa mental que se muestra más abajo, fue el presentado por los lokono de San Flavianocon propósitos de demarcación de hábitat y tierras. Aquí se ilustran y designan los siguientes lugares: maimu/Tüponken maimu: “kobanikili” (“zona de conuco”), “baka kobani” (“zona de ganadería”), “yukahûkili” (“zona de cacería”), “himekili” (“zona de pesca”), “hikori urûkûdahû” (“recolección de morrocoy”), “hime bikidahu” (“cría de peces”), “horoshi” (“cerros”), “dikahû” (“miradores”), “itakili” (“morichales”), “waboroko” (“carretera nacional”), “orika-i” (“quebrada”), “sirihi” (“linderos”), “bahutoho” (“aldeas”), “bonazo” (“caminos”). Los datos para su interpretación fueron obtenidos de la publicación bilingüe (lokono-Ingles) “An arawak-English Dictionary. With a English Word-list. (Archaeology and Anthropology 6 (1, 2) 1989)” del sacerdote anglicano (y también lokono) John Peter Bennet.


®      Apanau= Lugar (nombre caribe) 
®      Bahuyoho=  bahüyoho  [Aldea / Asentamiento]
®      Baka kobani (lugar, ganadería) / Baka [ganado]  ― koban [tierra]
®      Bonazo (camino, lugar) / [S/D] (waboroko es la palabra para camino)
®      Dikahû (lugar, mirador) / [S/D]
®      Hikori urúkúdahú (lugar, recolección de tortugas) / Hikori [tortuga]  ― urúkúdahú [colectar]
®      Hime bikidahu (lugar, peces de cría) / Hime [pez]  ― bikida [crecer] ― hu [S/D]
®      Himekili (lugar, pesca) / Hime [pez]  ― kili [área]
®      Hororoshi= Cerro.  
®      Itakili=lugar, morichal / ité [moriche] ― kili [área]
®      Kobanikili (lugar, conuco)/ koban [tierra] ― kili [área]
®      Motoko, arenal / (Mothoko [arena]
®      Orika=  lugar, quebrada [Anochecer]
®      San Antonio= Lugar. 
®      San Flaviano= Lugar, aldea, sector
®     San Miguel= Lugar.

Este sucinto listado, realizado a partir de la sistematización de las designaciones presentes en el mapa cognitivo, muestra la presencia de ciertos recursos naturales usados como topónimos, donde la raíz indica el elemento que motiva la denominación y el sufijo, que indican la naturaleza de la raíz. Los ecónimos [9],  también revelan el uso de muchos recursos comunes a los usados en Guyana, es decir, producto de la denominación primaria de otras entidades geográficas anteriores a San Flaviano, lo que se convierte en un marco de referencia espacial.

El término territorio en lokono no existe, pero se corresponde con el vocablo shikua: la casa donde uno nació y creció, la casa donde uno vive, el refugio habitual de cualquier animal (Bennet, 1989). Así pues, casa tiene la acepción de nuestra morada o territorio. Levinson (1996) citado por Ibarretxe-Antuñano (2008, p. 10), señala que se pueden distinguir tres tipos de marcos de referencia principales: relativos a: 1.- el punto de vista del observador; 2.- la relación espacial entre la figura y la base; y 3.- el absoluto, que indica la posición del objeto en el espacio en función exclusivamente de puntos orientativos fijos; demostrando la existencia de una diversidad lingüística que tiene  relación estrecha con la cognición espacial. La interpretación del territorio o del paisaje, representa la experiencia cognitiva que un pueblo realiza de las posibilidades producidas por el entorno ecológico-cultural en el que se desenvuelve. Así mismo la lengua que hablan, influye en su conceptualización del espacio.

El caso particular de San Flaviano amerita un estudio más amplio de su cultura, así como sus procesos migratorios que abarcan una diversidad de variables que explicarían su toponimia, lo que nos permitirá analizar y acercarnos más a la realidad lingüística de los lokono en Venezuela.-

©SILVIA GOMEZ RANGEL 2011.-

[1] Lakoff & Johnson (1991, p. 68) (citados por García Jurado, 2003) señalan que “hay pocos instintos humanos más básicos que la territorialidad. Y definir un territorio, poner una frontera alrededor, es un acto de cuantificación”.
[2] Los principales lingüistas que han publicado materiales sobre la lengua lokono han sido registrados por Alain Fabre (2005)
 [3] No debemos olvidar que la percepción del territorio no sólo como lugar geográfico sino como espacio social, se articula (invariablemente) sobre las relaciones de parentesco, base de la “comunidad indígena”.
[4] Se evidencia una particular actitud hostil de parte de grupos Pemón asentados en la zona.
[5] Se entiende como un mapa cognitivo como el proceso por el cual un individuo adquiere, codifica, almacena, recupera y decodifica información sobre ubicaciones relativas y atributos de fenómenos en su ambiente espacial [cotidiano] (Downs & Stea 1973)
[6] Este mapa mental (o cognitivo) realizado en el año 2007, incluye alrededor de 22 (veintidós) cerros sin identificación; una concentración de 25 (veinticinco) viviendas o “aldeas” que constituyen la comunidad; 6 (seis) zonas de cacería, y 1 (una) de recolección de morrocoyes; 5 (cinco) sitios de pesca, y 6 (seis) de cría de peces; 1 (un) mirador; 1 (una) zona de ganado; 8 (ocho) zonas de conuco. Además se indican 4 (cuatro) morichales. Incluye representaciones de caminos, quebradas y corrientes principales de agua, cerros, carretera, y líneas de alta tensión. Hay iconos en forma de pez, morrocoy y palmas de moriche.
[7] Ubicado entre los kilómetros 40 y 50 del mismo eje carretero
[8] San Flaviano, patriarca de Antioquía. Venerado por la Iglesia Anglicana, religión a la que pertenecían este grupo de lokono al momento de llegar a Venezuela
[9] Entendiéndose por ello, todos aquellos elementos de la naturaleza como plantas, animales, recursos hídricos, etc.

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COMO DIRIA SPOC....FASCINANTEEEEE......

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