HISTORIA URBANA. Muchos lugares de la ciudad fueron bautizados por hechos curiosos.

Auque existen versiones oficiales de los cronistas, vecinos de los rincones caraqueños cuyos nombres inspiran miedo y curiosidad ofrecen sus propias versiones....

Un vivo al que creyeron muerto, un pulpero que advertía sobre la presencia de asaltantes y los constantes asaltos en un pasaje de Sabana Grande sirvieron de excusa para que ciertos rincones caraqueños lleven aún, décadas después, nombres que dan miedo. La esquina de El Muerto, la calle de Pele el Ojo a Peligro y el Callejón de la puñalada son lugares con mucha historia incierta. Más anecdótica que comprobada.
Y las explicaciones sobre los orígenes de sus nombres son tan curiosas y variopintas como lo hechos ocurridos en estos espacios urbanos a lo largo de los años.
De los tres tétricos nombres el único no oficial es el del Callejón de la puñalada, que oficialmente se llama Pasaje Asunción. Queda en Sabana Grande y es un espacio peatonal poco transitado que, en los últimos meses, ha tratado de superar su mala fama al ser escenario de conciertos y grabaciones de comerciales.

Las invitaciones a los eventos que, desde finales de 2007, organiza el Centro de Arte La Estancia en el pasaje no se refieren a éste por su nombre real, sino como Callejón de la puñalada. La explicación es simple: "Si preguntas por el Pasaje Asunción nadie sabe dónde queda; si preguntas por el callejón de la puñalada seguro te responden", dice Ramón León, quien trabaja allí desde hace 25 años. Este intento de recuperación no es el primero que ha vivido el pasaje. A finales de los noventa, el periódico Letras estaba ubicado ahí y sus dirigentes intentaron recuperar el espacio con conciertos de grupos como Sentimiento Muerto.
En cuanto al origen del nombre, en los locales repiten que se debe a una fábrica de cuchillos o a un amolador ubicado en la esquina sur del corredor.El historiador Oscar Yanes difiere: "Lo llamaron así porque ocurrían muchos asaltos. Ese es un nombre no oficial y más nuevo que el de otros lugares de Caracas", explica. Yanes también recuerda: "Cuando Perón estuvo en la capital iba a oír tangos y a tomar vinos, a la luz de las velas, en un local del callejón".
Hay que pelar el ojo.Varias veces han tratado de cambiar los nombres de las esquinas de Caracas.


Sin embargo, el cronista de la ciudad, Guillermo Durand, explica que se mantienen por la espontaneidad con que surgieron. En el caso de Pele el Ojo a Peligro, dice que, según el anecdotario popular, estas esquinas tomaron sus nombres del ingenio de un pulpero que tenía su negocio en Pele el Ojo y decidió colocar un letrero que decía: "Pele el Ojo. Peligro". La palabra peligro señalaba hacia arriba, donde unos asaltantes de camino hacían de las suyas en tiempos coloniales.
Muchos habitantes del lugar no conocen el origen de los nombres de las esquinas.
"Cuando doy mi dirección la gente pregunta de nuevo para ver si escucharon bien, pero no sé por qué se llaman así", indica la señora Rosa, quien tiene 50 años viviendo de Pele el Ojo a Peligro. Otros conocen el cuento del pulpero aunque difieren sobre su nacionalidad: cambia de chino a español. Otra versión, centra el problema en la esquina de Quita Calzón, que estuvo ubicada donde está el liceo Andrés Bello. Según esta explicación, las esquinas precedentes: Alcabala, Peligro y Pele el Ojo servían para advertir, a quien siguiera hacia el sur, que corría el riesgo de quedarse sin calzones.

No los calzones, pero sí la cartera o el celular le pueden quitar a quien pase desprevenido por esta calle. Al comerciante José Vásquez se le preguntó por la seguridad en la zona. Su respuesta resume una premisa que se repite en otras áreas de Caracas, así no tengan nombres peligrosos: "¿Seguridad? Será inseguridad".

Paella en El Muerto.Otro nombre curioso es el de la esquina de El Muerto, en San Agustín.Según Durand, data de la época de la Guerra Federal. Corría el siglo XIX y los enfrentamientos ocurrían en las calles de la ciudad. Por la tarde, camilleros pasaban recogiendo los cadáveres y, en una ocasión, mientras recogían a un supuesto muerto de esta esquina el hombre se levantó y les pidió que no lo llevaran a la tumba. Aparentemente no fue al sepulcro, pero tampoco al hospital, porque del susto que se llevaron los camilleros lo dejaron allí tendido.

Carlos Días tiene 33 años trabajando en esa esquina, en el restaurante Gallegos. Dice que conoce su historia porque la leyó en el periódico. Su versión coincide con la del cronista, no así la de algunos residentes que señalan que por allí pasaban los muertos en su vía al cementerio. El restaurante Gallegos se encargó de remozar la esquina y destacar su nombre en lozas decorativas.
De otro modo, como el deterioro se ha apoderado del lugar, no tendría nombre visible.
Tal vez, al pasar, las almas de los muertos también se llevaron el letrero.-


EL NACIONAL - Viernes 22 de Agosto de 2008. Ciudadanos/1
LISSY DE ABREU GALLEGO ldeabreu@el-nacional.com

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Muy buena la entrada. De verdad que siempre me había preguntado por el orígen del nombre del Callejón de la Puñalada.
Angelica ha dicho que…
Me encanta recorrer distintas ciudades del país y del extranjero y averiguar historias de ellas. En este momento estoy averiguando acerca de los Pasajes a
Galapagos
para ir a conocer dicha isla

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